Cuando comenzamos a dibujar un mandala, lo primero que observamos es su particular forma circular, luego nos surgen las infinitas posibilidades y sus combinaciones.
Nos sorprende como todo se repite, una y otra vez, como un juego de ensamble perfecto,
nada sobra, nada falta y todo comienza nuevamente. Nos acercamos al centro…nos alejamos, siempre contenidos, siempre protegidos.Podemos salir, cruzar la “barrera” y volver.
El mandala es total expansión y contracción simultáneamente.
Nuestros pensamientos comienzan a callarse, se aquietan.
Nuestro cuerpo poco a poco se va relajando.
El mandala nos atrajo, nos llevo a su centro,
y continuamos creando para atravesar otros planos y regresar al inicio, estamos danzando alrededor del centro.
Nuestro cerebro comienza a sincronizarse,
el tiempo parece detenerse, ¿paso un minuto o una hora?
Mientras dibujamos mandalas nuestra mente lógica y racional entra en juego. Nos concentramos en el trazado de lineas, puntos, formas, para lograr algo abstracto, simbólico, representativo de nuestro ahora, de nuestra circunstancia.
Nos entusiasmamos despertando nuestra creatividad dormida, latente, limitada para que se transforme en ilimitada, abierta,original.
Recuperamos la paciencia al conectarnos con algo intangible, pleno.
Cuando coloreamos un mandala, surge el sentir y nuestra alma se expresa…
La vibración del color resuena en nuestro campo energético, estimulándolo, equilibrándolo, desbloqueando viejas energías.
Al terminar, la plenitud de lo completado, la sensación de estar perfectos, completos y enteros, como el circulo , como el mandala.
Somos ese dibujo, con sus lineas, formas, colores
¿ y cuales son los beneficios de dibujar y pintar mandalas?
SER…., aquí y ahora
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desde que comencé a dibujar mándalas mi creatividad y concentración mejore y me es mas fácil trazar lineas y círculos a pulso y me salen de lo mejor pareciera que tuviera una regla en la mano o un compas
Sin dudar hermosos,bellísimos.
Una buena opción.